lunes, 16 de noviembre de 2009

En el Hospital Viejo recuperan especies robadas desde céntrico restaurante

Angol.- El “olfato” policial y una lamentable coincidencia, se confabularon para que esta madrugada fuera aclarado el robo que sufrió este sábado en la mañana el restaurante “Paraíso”, ubicado en el centro de Angol.
Todo partió a eso de las 2 de la mañana de hoy, cuando un campesino fue asaltado y apuñalado en calle Valparaíso esquina Julio Sepúlveda, por lo que personal del Plan Cuadrante de Carabineros comenzó un operativo en busca de los autores del atraco.
Debido a que no hubo testigos del robo, la policía comenzó a recorrer distintos sectores de la capital provincial, intentando dar con el paradero de los delincuentes.
En esos menesteres se encontraba el personal del Cuadrante Uno, al que corresponde precisamente la vigilancia del centro, cuando el carabinero que se encontraba a cargo del radiopatrullas tuvo el presentimiento de que los antisociales pudieron haber aprovechado el recinto del Hospital Viejo para esconderse tras el robo.
Por ello, ingresó premunido de una linterna y comenzó a recorrer los tenebrosos pasillos del edificio, descubriendo en un rincón a un menor de sólo 17 años de edad que dormía tendido en el cemento.
Al alumbrar con la linterna, el policía observó que el muchacho portaba un bolso, además de un notebook y una costosa cámara fotográfica marca Canon. De inmediato se le vino a la mente una denuncia que debió acoger el mismo uniformado en la mañana del sábado, donde se cursó el procedimiento por el robo que afectó al restaurante ubicado en calle Colipí casi esquina Pedro Aguirre Cerda, y donde los delincuentes se habían llevado más de 700 mil pesos en especies y licores de distintos tipo y donde además sustrajeron un notebook y una cámara fotográfica.
BOTIN OCULTO
Ya acorralado, el menor confesó que junto a unos compinches se había apropiado de las especies ajenas, agregando además que en el camino a Maitenrehue, junto al río Vergara y a unos dos kilómetros al norte de Angol, había escondido el licor y una mochila entre los matorrales, por lo que la policía se dirigió al lugar y encontró sólo la mochila, ya que el precoz hampón luego agregó que durante la tarde, él y sus cómplices habían estado bebiendo y drogándose.
El muchacho –quien registra domicilio en Angol- informó que se encontraba a cargo del Sename por otro delito anterior, por lo que ahora quedó a disposición del Ministerio Público, acusado de receptación de especies robadas, mientras el propietario del restaurante, al acudir a la Primera Comisaría, reconoció feliz que efectivamente, se trataba de sus especies personales, las que ya había dado prácticamente por perdidas.
En la comisaría se recordó que hace muy pocos días, delincuentes que sustrajeron las maletas de un pasajero del terminal de buses Bío Bío, también habían utilizado el mismo recinto del hospital en desuso para ocultar su botín, por lo que al parecer, este oscuro lugar se está transformando en guarida para antisociales.

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